Una luz en Oriente.

UNA LUZ EN ORIENTE.

En mi consulta sobre la crisis y la oscuridad en la que viven los países de oriente, me encontré con una gran y buena noticia de un país que se que  pocos han  oído hablar este es Túnez, en esta ocasión quiero hablar de los logros alcanzados en este país porque ya es hora de hablar no solo de tragedias, que si que las hay en esta zona oriental y no solo en esta si no en muchas partes del mundo.

En un mundo sumamente urgido de buenas noticias y un Medio Oriente en el que parecía haber cada vez más oscuridad, ha despuntado un rayo de luz en Túnez.

En vez de aceptar ser oprimidas y serviles, las masas populares tomaron la iniciativa y derribaron a un odiado jefe de Estado que durante mucho tiempo había administrado el país en beneficio de Francia, las otras potencias europeas y estados unidos, un hombre que fue respaldado por todos ellos hasta el final. Aunque los eventos de Túnez no son como por ejemplo los de Irak y Afganistán, donde estados unidos ha sufrido graves reveses militares, éste es un movimiento donde los reaccionarios no tienen hegemonía, al menos hasta ahora.

Esto es raro en el mundo actual en el que los imperialistas y los reaccionarios islámicos con mucha frecuencia monopolizan la escena política. Estos acontecimientos han traído la esperanza no sólo a los tunecinos, sino a otros millones de personas hartas del insoportable status quo que agobia a la región y al mundo.

Por esta razón los tunecinos enfrentan una situación muy difícil, mientras los que mantienen el actual orden mundial y sus actuales y posiblemente futuros secuaces tunecinos maniobran con sus aliados para meter al genio el pueblo de nuevo en la botella.

Esta explosión de júbilo del pueblo tunecino ha llevado descontento y profunda preocupación a los gobiernos occidentales. En ninguna parte es esto más cierto que en Francia, donde el presidente Nicolás Sarkozy convocó a una reunión de emergencia de su gabinete para planificar qué hacer tras la caída de Ben Ali.

Lo mejor de los acontecimientos en Túnez es que esta vez el mismo pueblo ha intervenido y se ha convertido en la fuerza motriz de los acontecimientos. Como señalara una reaccionaria comentarista de Washington, si bien los intereses de EEUU y de Occidente no están necesariamente amenazados por la caída de Ben Ali como tal, esos intereses podrían estar en peligro por el hecho de que él ha sido derrocado gracias a un levantamiento popular y no se ha permitido desarrollar el tipo de transición calmada que caracterizó el final de los regímenes fascistas en el Chile de Pinochet y en la España de Franco.

Muchos comentaristas han dicho que la ausencia de un fuerte movimiento islámico es una razón por la que Occidente no está más preocupado por lo que está pasando allí y no ha tratado de intervenir más directamente. En realidad, hasta ahora no ha habido muchas oportunidades o medios para que Occidente lo haga. Pero también es cierto que es algo muy bueno que, al menos hasta ahora, este levantamiento ha podido tomar distancia de la fatal dinámica que en otros países ha mantenido los términos de la lucha limitados o a capitular ante el imperialismo o a aceptar un reaccionario movimiento fundamentalista islámico que no rompe en realidad con el sistema imperialista, aun cuando altere el orden imperialista.

 

 

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